Nunca es tarde para comenzar a trabajar en nuestro proyecto de vida, sueño o en ese objetivo que tenemos en mente. Sin embargo, para muchas personas dar ese primer paso y comenzar a trabajar por eso que tanto anhelan, no es fácil.
Comenzar parece sencillo y aún así muchos se quedan estancados, ¿por qué? En los años que tengo de experiencia asesorando personas que quieren crear su propio negocio o marca, he conseguido ciertos patrones y ahora te detallo un resumen de la razones más comunes por las cuales las personas temen comenzar.
Miedo al fracaso
Temerle al fracaso es normal y es incluso, un método de defensa, nos protege de cometer errores, aunque a veces esa protección es excesiva y nos lleva a quedarnos paralizados.
El miedo al fracaso es miedo a lo desconocido, es la incertidumbre de no saber si funcionará o no un proyecto. No obstante, aunque la palabra fracaso nos asuste, el fracaso es necesario cuando eres un emprendedor porque en él se esconden valiosos aprendizajes que nos llevan a crecer. El fracaso es útil.
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Pensar que no tienen tiempo
Tienes el sueño de tener tu propio negocio, pero tienes un trabajo o quizá una familia que consume la mayor parte de tu tiempo. Entonces desistes de emprender por falta de tiempo para dedicarle al negocio. ¿Te suena familiar esta situación?
Muchas personas no empiezan con su negocio porque creen -erróneamente- que no tienen tiempo para invertir, hasta piensan que deben renunciar a su actual trabajo para poder dedicarle a su sueño, esto también es un error.
La realidad es que los emprendedores que conservan sus empleos tienen un 33% menos de probabilidad de fracaso que quienes abandonaron sus empleos.
Esto ocurre porque tener seguridad en un área nos da la libertad para ser creativos en otra. Linda Rottenberg, CEO de Endeavor (una comunidad global de liderazgo y emprendimiento), lo resumen de esta manera: “Los mejores emprendedores no maximizan el riesgo, ellos eliminan el riesgo de correr riesgos”.
Posponerlo porque no es perfecto
¡La trampa del perfeccionismo! ¿Cuántas veces dejamos los proyectos a medias porque creemos que no están listos aún? ¡Hasta a mí me ha pasado!
Hay que comenzar con lo que se tiene, no importa si no es perfecto. Dar el primer paso siempre es lo más difícil, pero una vez que empiezas aunque no estés listo, todo fluye y las piezas comienzan a encajar.
No tener el apoyo de alguien
Tener el apoyo de alguien es muy motivante, y más si esa persona resulta alguien importante en tu vida (esposo, padres, hijos, amigos). Por ello, cuando las personas se encuentran solas sin apoyo o ayuda, suele ser difícil comenzar con su sueño o un proyecto aunque sea simple.
Estos casos son más difíciles de resolver, pero no imposible. Si esto te sucede, recuerda que ir por tus sueños es quizá el mayor regalo que te puedas hacer a ti mismo, es amor propio. No puedes dejar de cumplir tus metas sólo porque no encuentras apoyo en alguien más, a muchos lugares te tocará ir solo porque la mayor motivación está dentro de ti, no afuera y mucho menos en los demás.
No tener un impulso económico
Tener un buen plan financiero para tu proyecto es una forma de disminuir el riesgo y el fracaso, por eso, cuando personas no encuentran apoyo económico desisten de sus metas, y es completamente válido hacerlo.
Pero cuando esto sucede yo pregunto: ¿agotaste TODAS las posibilidades para conseguir ese impulso económico? ¿O es que esperas que el dinero mágicamente aparezca en tu cuenta bancaria para comenzar? Ve y búscalo, créeme que lo vas a encontrar.
Como ves, hay muchas razones que nos paralizan y muchas de ellas son válidas y comprensibles. No pasa nada si estás estancado sin poder avanzar, lo valioso es que seas consciente de ello y aunque sea con miedo, des ese primer paso.
